The nitrogen in our DNA, the calcium in our teeth, the iron in our blood, the carbon in our apple pies were made in the interiors of collapsing stars. We are made of star stuff

Carl Sagan

Para ser una cultura que siente una enorme admiración por personajes que “murieron por nosotros”, es notable la poca apreciación y reverencia que mostramos por las estrellas.

No existe en el universo mayor fuerza creadora que esas “pequeñas” luces que alumbran nuestro cielo nocturno: para que pueda haber planetas, atmósferas, plantas, animales, personas y chocolates, las estrellas tienen que morir primero.

El nitrógeno en nuestro ADN, el calcio en nuestros huesos, el hierro en nuestra sangre, el oxígeno en nuestros pulmones, el carbono en nuestra piel y en la de los demás seres vivos; absolutamente todo lo que existe en nuestro planeta (y en los demás), fue creado en los núcleos de las estrellas. Al fusionar átomos de hidrógeno, las estrellas crean los demás elementos de la tabla periódica, y al morir, siembran el espacio con los ingredientes necesarios para crear mundos y seres vivos.

Los átomos de nuestro ojo izquierdo podrían haber sido creados en una estrella distinta de la que creó los de nuestro ojo derecho.

No existimos en el universo, el universo existe en nosotros, somos parte de él, tanto como la molécula de clorofila es parte de la hoja y del árbol y del bosque.

Nosotros somos una forma en la que el universo se conoce a sí mismo. De ahí que sintamos todos el irresistible impulso de levantar la mirada y escudriñar las estrellas, muy a pesar del hecho de que la bella y elegante realidad ha sido opacada en nuestra mente colectiva por los múltiples mitos y leyendas de la creación, inventados apenas en la última fracción del tiempo cósmico, por gente que no sabía nada de lo que sabemos hoy.

En verdad les digo: olvidémonos de profetas mesiánicos y enviados divinos. Las estrellas murieron por nosotros.

Ángel Castrejón

Ángel Castrejón

Ateo natural y anti-teísta estridente

Profesionista en Administración y Finanzas por necesidad y avara ambición. Enemigo férreo de la superstición y la irracionalidad, apasionado del pensamiento crítico, la ciencia y la ciencia ficción. Se sabe todas las canciones de misa.