En 2019 JK Rowling apoyó públicamente a Maya Forstater, quien trabajaba en el departamento de finanzas en el Centro para el Desarrollo Global, un think tank dedicado a temas de justicia y equidad. El contrato de Maya no fue renovado después de que criticara en tuiter el “acta para el reconocimiento de género”, una política donde se estipulaba que ya no era necesario que las personas trans se sometieran a tratamientos hormonales o médicos para que se les reconociera de manera oficial con el género con el que se identifican. 

Los tuits de Maya contenían afirmaciones transfóbicas. Desde el primero, muestra su esencialismo biológico y poco entendimiento del género afirmando que “un hombre no puede cambiar a ser una mujer.” Al parecer en su feminismo no hay puntos de fuga ni posibilidades de reconfiguración del género, a pesar de que sabemos que es una categoría socialmente construida y, por lo tanto, los significados e interpretaciones de cada comunidad política están situados en un contexto específico.

No nos olvidemos de que la heterosexualidad y el género binario no son naturaleza, sino prescripciones de la cultura occidental popularizada en el mundo por medio de la gira genocida que comenzó con la colonización europea.

Alguien que fue asignado hombre al nacer, en un ejercicio de sus derechos y autonomía, puede transicionar e identificarse con el género opuesto, si esto se ajusta a una configuración psicosocial que le haga sentirse más cómodx habitando el mundo. Esto no es un capricho ni algo que tenga que ver únicamente con una subjetividad emocional, es parte de la cobertura de protección de los Derechos Sexuales y Reproductivos. Para realizar esta transición la persona puede o no hacer uso de las tecnologías médicas existentes. Se trata de una decisión personal y que pertenece al ámbito privado.

El derecho a la identidad de género no puede estar supeditado a someterse a un tratamiento médico, simplemente porque no todas las personas tienen las posibilidades económicas o la salud para sostener esos procesos.

A Maya nada de esto le interesa y para el tercer tuit ya había sacado el comodín transfóbico: ¿podríamos pensar en las infancias? Apelar al pánico social por el abuso sexual infantil para justificar la exclusión de un grupo minoritario perteneciente a la disidencia sexual es una fórmula vieja del conservadurismo anti derechos.

Es una vergüenza que mujeres que se adscriben al feminismo reivindiquen esta porquería de discurso solo porque les genera demasiada disonancia cognitiva hacerse cargo de deconstruir su forma judeocristiana de ver el mundo.

Sin embargo, ahí están personas como la autora de Harry Potter, listas para contribuir a un discurso de odio que promueve una percepción de las mujeres trans como agresores “disfrazados” listos para violentar a indefensas mujeres e infancias. JK Rowling tuiteó que ella estaba con Maya y minimizó las afirmaciones transfóbicas de ésta, diciendo que había perdido su contrato solo por decir que “el sexo es real.” 

Este tipo de leyes para volver más accesible el cambio legal de género, no existe como una conspiración para borrar a las mujeres, ni para infiltrar agresores en los baños, son un esfuerzo por dejar de patologizar la experiencia trans. 

En 2020 en otro tuit TERFRowling criticó el uso del concepto “personas menstruantes” haciendo mofa del concepto y apuntando a que el término correcto es “mujeres.” Esto con justa razón enfureció a la comunidad trans y aliadxs, pues los procesos biológicos de la diversidad de cuerpos no están atados al género.

Se ha repetido hasta el cansancio que el concepto personas mesntruantes no es para borrar mujeres, sino para incluir a los hombres trans y personas no binaries que menstrúan, gestan y abortan y necesitan ser nombradxs para poder acceder a servicios de salud integral.

Además de las miles de mujeres cis con situaciones médicas diversas que no tienen capacidad gestante, existen las mujeres trans en cuya experiencia de ser mujer no se incluye la menstruación ni la reproducción por medio de la gestación. La experiencia identitaria de ser mujer es diferente para la diversidad  de cuerpos que se identifican como tal y no existe un criterio de normalidad que jerarquice quién es más o menos mujer. 

Muchas personas que algomeramos la lucha antipatriarcal desde frentes diversos llevamos años señalando el proceso por medio del cual, el feminismo dominante ha sucumbido ante discursos de odio disfrazándolos de “críticas al género.”

La rama teórica que desde el feminismo promueve la idea de que el sexo en todos los casos determina el género, es el llamado “feminismo radical.” Para las feministas “radicales”, las mujeres trans no son mujeres y nunca llegarán a serlo, pues nacieron con gónadas sexuales masculinas. No entienden que el género no es un monolito indestructible, sino un constructo social con posibilidades de fuga. Son un peligro para la comunidad de la diversidad sexo génerica. Son defensoras del esencialismo biológico. Son defensoras del género como parámetro inamovible. 

Esto es una primera aproximación a los coqueteos de TERFRowling con los discursos de odio hacia mujeres trans. Omití la parte en la que le dio like “por accidente” a un tuit donde se trataba a las mujeres trans de “hombres con vestido” porque su discurso oficial da elementos de sobra para visibilizar lo evidente: JK Rowling es partidaria de la transfobia. 

Recomendación

Contrapoints 

https://www.youtube.com/watch?v=7gDKbT_l2us&t=1030s

Bitchplainer

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La conciencia crítica de la sociedad será antipatriarcal y antiracista o no será. Mujer zorrora (She/Goddess)